Con la llegada del verano, proteger nuestros ojos se vuelve tan importante como cuidar nuestra piel. El sol, el reflejo del agua, la arena y el asfalto pueden causar molestias
¿Porque proteger nuestros ojos del sol?
Las radiaciones más «nocivas» para las estructuras oculares son las más energéticas, es decir las UV. A diferencia de los infrarrojos que generan calor y los rayos visibles, los UV no provocan ninguna reacción inmediata que nos avise del daño.
A lo largo del tiempo, la exposición a este tipo de radiaciones provoca un efecto acumulativo en las estructuras oculares, que a medio y largo plazo, puede provocar alteraciones como cataratas, pterigium y otras patologías.
Una exposición solar elevada también favorece otras enfermedades y síntomas oculares, como conjuntivitis, fotofobia, lagrimeo y enrojecimiento.