El sol es compatible con toda la vida en nuestro planeta, pero sus rayos vivificantes también plantean algunos peligros. El principal peligro del sol es en forma de radiación ultravioleta (UV), fundamentalmente si ahora en verano nos exponemos a ella de forma excesiva sin la protección de unas gafas de sol de calidad o mal asesorados.
La radiación UV es generada por la actividad solar, pero también puede ser emitida por fuentes artificiales como instrumentos de soldar, camas de bronceado y láseres. Muchos ciudadanos son ya conscientes del daño que la radiación UV puede hacer a la piel, pero muchos todavía no se dan cuenta de que la exposición a la radiación UV
puede afectar a los ojos y a nuestra visión, fundamentalmente si nuestros ojos están expuestos a cantidades excesivas de radiación UV en un corto periodo de tiempo sin la protección de unas gafas de sol adecuadas.
Esta circunstancia puede suceder más a menudo ahora en la estación estival, concretamente en la playa y en la montaña, y puede conducir a problemas oculares y visuales más o menos graves:
- Fotoqueratitis: quemadura provocada por el sol en córnea.
- Fotofobia permanente: que puede ocasionar dolor ocular intenso incluso con luz atenuada.
- Cataratas
- Edema corneal
- Pterigium
- Carcinomas o tumores
En verano se multiplican los casos de problemas oculares y visuales debidos a una larga exposición al sol y no solo en las costas. La montaña también es un lugar que aún sin nieve puede causar problemas oculares por una exposición crónica a la radiación solar que aumenta con la altitud, la baja latitud o por la acción de superficies reflectantes
como el reflejo del sol en las rocas en la alta montaña, no tan dañino como en la nieve, pero que puede traer importantes consecuencias ya que, además, a mayor altitud la atmósfera se vuelve más fina, por lo que bloquea menos UV. Se estima que la radiación UV se incrementa en un 4% con cada 300 metros de altura, es decir, que con cada 1000 metros de altura es aproximamente un 10-12% de incremento. Por lo tanto a grandes alturas siempre debemos utilizar a cualquier edad protectores solares para la piel y unas gafas de sol con filtros adecuados.
La exposición prolongada a la radiación UV, sin embargo, puede ser más grave. Los estudios científicos y de investigación han demostrado que la exposición a pequeñas cantidades de radiación UV durante un período de muchos años aumenta la probabilidad de desarrollar cataratas y puede causar daños en la retina. Además, la exposición crónica a la luz visible de longitud de onda más corta (es decir, azul y violeta claro) también puede ser perjudicial para la retina.
Las recomendaciones básicas que un Óptico Optometrista le hace son:
- Gafas curvadas envolventes y ajustadas a cada rostro. No todos los rostros son iguales, y solo un profesional Óptico optometrista sabrá asesorarle cual será la que mejor se ajuste, menos roce y menos se le resbale del rostro.
- Fabricadas con materiales antialérgicos garantizados y así evitando erupciones cutáneas.
- Lentes con filtros específicos garantizados y asesorados por su Óptico Optometrista.
- Olvidarnos del tópico: «Me pongo las gafas malas para la playa porque se van a llenar de arena y sudor». Es en la playa y montaña donde estamos expuestos a las condiciones solares más extremas, por tanto donde mejor gafas debemos ponernos.
- Un extra son las Lentes con capas hidrófobas y que repelen la suciedad, para que el agua y sudor no se pegue en la lente y sean mas fáciles de limpiar.
- Posibilidad de recambios y reposiciones de lentes, igual que la eficacia y rapidez del servicio postventa.
- Lentes Polarizadas: este tipo de lentes evitan los reflejos que emiten las superficies lisas, muy comodas en zonas con agua y para conducir.
NOTA IMPORTANTE: No todas las lentes polarizadas son iguales, y no por ser una gafa polarizada quiere decir que es de mejor calidad. Existen gafas polarizadas con ínfimas calidad óptica y filtro de absorción, que pueden provocar mareos y dolores de cabeza por esa leve distorsión de la imagen. Es mejor una gafa «buena» sin ser polarizada, que una gafa «mala» con filtro polarizado. Por tanto, asesórese siempre por un profesional Óptico Optometrista)
“Resulta evidente que cuanto más tiempo estén los ojos expuestos al sol, mayor es el riesgo de tener problemas oculares que redundan en una peor visión, incluso a lo largo de nuestra vida la acumulación de radiación UV puede traernos consecuencias como la aparición de cataratas, el desarrollo de la degeneración macular asociada a la edad,
determinados tipos de tumores, pterigium, etcétera, por lo que los ópticos optometristas siempre incidimos en recomendar el uso de gafas de sol de calidad, que ofrecen un importante bloqueo de la radiación UV, a cualquier edad y siempre en actividades al aire libre. Son un seguro de la salud de nuestros ojos”, subraya Juan Carlos Martínez Moral, presidente del Consejo General de Colegios de ÓpticosOptometristas.
Información sacada de www.cnoo.es, y algunas imagenes de www.pixabay.com